Cirugia de Hernia Discal
La aparición de una hernia en un disco vertebral lumbar puede dar lugar a dolor en la parte baja de la espalda, llamado lumbalgia o lumbago, así como a malestar irradiado en la extremidad inferior, denominado ciática. Precisamente, la ciática es el síntoma más característico de una hernia discal y la distribución del dolor varía según la raíz o el nervio que esté comprimido.
La mayoría de los pacientes mejoran de esta dolencia con tratamiento conservador. Este tipo de terapia consiste en guardar reposo, analgésicos y antiinflamatorios, infiltraciones, etc.
No obstante, la cirugía es necesaria en más del 5% de los casos, llegando hasta el 10% de los afectados.
De ahí que la intervención quirúrgica ha de ser el recurso final, sólo recomendado si el paciente no tolera el dolor tras 6 u 8 semanas de tratamiento conservador o si presenta pérdida de fuerza progresiva o problemas de esfínteres
¿Cuándo se opera una hernia discal?
Si la herniación es voluminosa y comprime todos los nervios que encuentra, puede producir lo que se llama un síndrome de cauda equina o de cola de caballo, lo cual resulta una urgencia quirúrgica, aproximadamente un 10% de ellos requerirán una intervención quirúrgica para su tratamiento.
Es la mejor técnica para el tratamiento de las hernias discales.
En el caso de que no se produzca mejoría con el tratamiento convervador, después de un tiempo prudencial (que varía según la intensidad del dolor y la respuesta a la medicación), se realiza el tratamiento quirúrgico. Este consiste en la extracción de la hernia discal (discectomía).
En caso de que el paciente haya tenido episodios frecuentes de dolor lumbar, previos a la aparición de la hernia discal, se asocia una fusión vertebral.
En la columna cervical, esta fusión vertebral se asocia en la mayoría de los casos.
Existen otras modalidades de tratamiento como son:
- Técnicas percutáneas no invasivas: Entre ellos están la nucleotomía percutánea, la nucleotomía por láser (coagulación del disco por láser) y la quimionucleolisis con quimopapaína (disolución química del centro del disco a través de una inyección con esta sustancia), ozonoterapia, entre otras.
Estas técnicas, que sólo pueden alcanzar buenos resultados cuando la indicación es la correcta, están recomendadas en un pequeño número de casos, cuando el contenido discal no ha salido completamente de la pared y el nervio está comprimido.
- Otras técnicas quirúrgicas: En determinadas circunstancias, según la artrosis asociada y la historia previa de dolor lumbar, además de la descompresión de la raíz, se practica una fusión vertebral (bien con tornillos unidos a barras o placas, o bien con cajas en el espacio discal) que logra eliminar el movimiento, efecto que mejora el dolor lumbar.
Esta técnica ofrece una tasa de éxito cercana al 80%, si bien se le supone como desventaja el riesgo de cambio degenerativo acelerado en los segmentos discales adyacentes que, según no ha demostrado ser superior al de la propia evolución de la artrosis.
Como alternativa a algunas fusiones vertebrales o en casos de hernia discal o afectación degenerativa del disco, se recurre al reemplazamiento discal completo con una prótesis artificial.
También puede indicarse para el tratamiento de la degeneración del segmento adyacente a una fusión ya realizada. Varias series sobre los resultados de esta técnica indican que el grado de satisfacción en los pacientes supera el 90% a corto plazo.